Vas a estar años hablando de tu vueltecita por Los Cabos. Que sí, que sí. Contarás que es un sitio con una belleza sin parecido alguno, que las rocas ahí tienen su propio museo dentro del mar, que la vida es un espectáculo con un bis infinito y que comiste cosas que eran fuegos artificiales de sabor. Y todo eso, en esa pequeña región costera de México que te está esperando para llenarte de cosas que contar. Porque todo el mundo sabe que cuando está dando una vueltecita se llena de vida, pero vas a seguir con esa vida incluso cuando has vuelto.
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Los Cabos
En América Central y rodeado por el Mar Caribe y por el Océano Pacífico se sitúa el maravilloso país de México. Lejos de la visión desértica y llena de cactus que nos ha llegado del mundo del cine, el país ofrece una amplia variedad de paisajes diversos llenos de belleza.
Entre esa variedad encontramos auténticos paraísos costeros, como es el caso de Los Cabos. Bañado por el Océano Pacífico y en la punta de la península de Baja California, está el municipio de Los Cabos, todo un referente del turismo a nivel mundial. Dentro de esta región existe el denominado Corredor Turístico, un tramo de 33 kilómetros a lo largo de la costa colmado de increíbles atractivos para los visitantes. Desde hoteles de altísimo nivel, la más alta cocina y gastronomía mexicana, campos de golf de ultimísima generación y paisajes de ensueño que jamás olvidarás.
No podemos hablar de Los Cabos sin hacer especial mención a su vasta naturaleza. En este pedazo de tierra que se atreve a penetrar en el Oceáno Pacífico encontramos auténticas maravillas formadas por la tierra que nos harán quedarnos con la boca abierta un largo rato. Ni siquiera serás capaz de contarlo con tus propias palabras por mucho que te esfuerces. El Arco de los Cabos es la gran joya de la corona. Una formación rocosa que emerge del mar para crear un imponente arco que, aunque no es el único del lugar, sí que es el más conocido. También podemos encontrar increíbles playas como El Médano o Santa María, donde le contarás a todo el mundo la calma que viviste ahí. Si por el contrario prefieres un poco más de acción, el Parque Nacional Cabo Pulmón es el lugar perfecto para hacer una inmersión y buscar aquellas maravillas que el fondo marino nos otorga en una sesión de snorkel o salir con una expedición de avistamiento de ballenas. Y para los que sois más de montaña, el Cañón de la Zorra es el mejor ejemplo de que no siempre hay que bañarse en el mar para disfrutar. El cañón es un oasis en mitad del desierto, colmado de vegetación, con alguna que otra cascada y lago donde poder descansar de una buena jornada de senderismo.
Pero no todo va a ser naturaleza y aventuras. El municipio cuentas con varias ciudades y pequeños pueblos donde poder hacer visitas culturales y conocer las tradiciones del lugar. La tranquila ciudad de Todos Santos es el ejemplo perfecto de ello, donde caminar y callejear sin prisa conociendo sus rincones se convierte en un auténtico placer. Entre sus pequeñas delicias que visitar, destaca su iglesia o sus mercados de artesanía donde podrás hacerte una idea maravillosa de la cultura del lugar. Otro rincón que visitar es la coqueta población rústica de Santiago, uno de los lugares más característicos de Los Cabos. Sus jardines botánicos y su pequeña dimensión lo hacen una ruta casi obligatoria para aprender, en una excursión de un día, lo que es un verdadero pueblo mexicano.
Y para terminar, aunque al principio hemos hablado de que hay algo más que eso, no podemos irnos sin hablar del desierto de Los Cabos. A orillas del Mar Cortés se extiende un un desierto que puedes recorrer en buggy, quad o a pie. Un territorio donde se mezcla la aridez del desierto con calas vírgenes bañadas por el océano, donde los escarpados senderos de sus cañones se encuentran con oasis y estuarios llenos de vida.
Sin duda, Los Cabos es un lugar del que se puede hablar multitud de horas, pero sin duda lo mejor es darse una vuelta para conocerlo.
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