Al otoño, lo que es del otoño. Y así, si en pleno verano recopilábamos las mejores playas del mundo entero, cuando el sol se esconde por este lado del mundo, no parece haber nada mejor que un bañito en la piscina cubierta. En ellas, es cierto que no se destila eso de las batallas de churros, los pinchos de tortilla en el césped o los triples mortales. Más bien un buen cóctel, unas toallas blancas preparadas a la salida y unos largos solitarios, todo muy de película. Y así son todas las que hemos recogido para solidarizarnos contigo ahora que las vacaciones nos agitan la mano cada vez más lejos. Pero oye, todo tiene su lado bueno, y a todos nos gusta soñar. Para ello hemos recogido las mejores, más bonitas… y también las más caras, no lo negaremos. Y es que si las piscinas del verano ya vienen con hamaca y ritmazo incluido, las de invierno vienen cargadas de lujo de manera inseparable.
Verner Panton y el estilo pop
Ubicada en uno de los sótanos del grupo editorial Der Spiegel en Hamburgo, esta piscina climatizada tan ochentera fue creada por Verner Panton, uno de los diseñadores de mobiliario más influyentes del siglo XX. Creada en los 90, un incendio la devastó poco tiempo después de su inauguración. A día de hoy solo quedan fotografías de lo que fue esta piscina icónica.
Locura en el Castillo Hearst
Enclavada en una finca cargada de lujo excéntrico, esta piscina se construyó con afán de imitar el diseño de los ancestrales baños romanos. Colocado uno a uno, las baldosas del mosaico azul profundo forma una de los más espectaculares decorados del planeta. El que fuera dueño de esta megalómana obra, William Randolph Heart, nunca llegó a verla completada. El magnate de la comunicación vio crecer esta colosal obra lentamente durante más de 30 años rodeada por un entorno en el que no faltaba de nada, ni siquiera un zoológico.
Lujo excéntrico en el Burj Al Arab
Dubái, capital mundial del dinero, alberga el único hotel siete estrellas del mundo, por lo que su piscina climatizada no podía ser menos. Recargada de colores y formas típicamente árabes, sus vistas desde las nubes nos ofrecen unas de las más espectaculares experiencias del mundo, si podemos pagarlo, claro. Una piscina digna de una historia de fantasía.
La auténtica Golden Energy
Además de estar situada en la cima del mundo, su nombre no es casual: cada una de sus baldosas está cubierta de oro. El lujo no tiene límites en este hotel situado en la cordillera del Himalaya. Con vistas a las cimas más altas del planeta y la antigua residencia del Dalai Lama, esta piscina de agua salada se mantiene a una temperatura media de 30 grados. Para disfrutar de ella, el precio mínimo en el St.Regis Lhasa Resort es de 300 dólares por noche. Al caer la noche, cuando solo los focos del interior de la piscina brillan, esta reluce con luz propia deslumbrando a los afortunados bañistas.
San Alfonso del Mar
A orillas del Pacífico y enmarcada dentro de la piscina más grande del planeta (nada menos que 1 kilómetro de longitud) por sus aguas surcan incluso veleros. Pero nuestra piscina climatizada se localiza con facilidad por su estructura piramidal. Desde su interior, repleto de arena de playa, espectaculares vistas al océano 365 días al año hacen las delicias de los turistas que viajan a Chile cada año.
Nemo 33
La más profunda del mundo durante 10 años, esta piscina es todo un centro de culto para los amantes al submarinismo o los que comienzan a dar sus primeros pasos en este mundo. Inaugurada en 2004, esta piscina localizada en Bruselas posee varias zonas de buceo, la más profunda de ellas situada a 33 metros de la superficie. Además, el baño es toda una cálida experiencia. Sus más de 2500 metros cúbicos de agua se mantienen a una temperatura media de entre 30 y 33 grados perfecta para la práctica del buceo. Los menos atrevidos pueden ver todo lo que pasa en su vaso más profundo desde las ventanas que se reparten a lo largo del foso.
Y-40
Por 7 metros de diferencia respecto a la citada Nemo 33, esta espectacular piscina presume actualmente del récord del mundo de profundidad. Equivalente a un edificio de 14 plantas, en la ciudad italiana de Padua este ambicioso proyecto abrió sus puertas en 2004. Desde entonces miles de buceadores la han convertido en la Meca del buceo. La temperatura de su agua permite dejarnos el neopreno en casa y desde sus pasillos de cristal, descubrir a los más atléticos buceadores sin mojarnos.
Aunque si todo esto no hace más que aumentar tu nostalgia y quieres seguir disfrutando del verano, en muchas partes del mundo ahora puedes vivir un verano interminable. En África, Dubái o, por qué no, disfrutando de otros lugares con encanto a los que la llegada del otoño les sienta muy, muy bien.
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