Hola me llamo David, estudio periodismo en Madrid y soy el becario oficial del departamento de marketing de NAUTALIA.
Esto podría parecer mi diario personal y el caso es que quizás lo sea, porque… ¿acaso, existe algo más liberador que liberar tus miedos, agobios e incertidumbres en el lugar que se generan?
Os contaré como llegué hasta este punto, y no, no fue casualidad, ni azar del destino. Hacía meses que andaba tras la pista de unas buenas prácticas, sí, he dicho BUENAS prácticas, como si eso existiera… El caso, es que buscaba trabajar solo media jornada para poder terminar mis estudios y por supuesto, recibir algo de pasta a final de mes para que llegar hasta mi puesto de trabajo no se convirtiera en una declaración de la renta a pagar.
Tras un par de entrevistas, recibo la llamada de NAUTALIA. Tras el teléfono la voz de un chico joven, quizás algo mayor que yo pero sin sobrepasar los 30. Me citaba casi de inmediato, indicativo de que tenían prisa por cubrir mi puesto, (minipunto para mí) y tras algunas preguntas previsibles y otras más técnicas, me fui a casa con una buena vibración, la cosa no había ido mal y quizás me volvieran a llamar. Pasaron un par de días, y mi móvil más prehistórico que un Tiranosaurio Rex, sonó como nunca, si, era de NAUTALIA y querían volver a verme, la suerte estaba conmigo, al menos eso pensé en ese momento, tonto de mí no sabía lo que se me avecinaba en aquel momento. De modo, que volví, en esta ocasión me atendió una chica, la responsable de comunicación, ¡ajam! Ella iba a ser la persona a la que le haría el trabajo extra.
No os puedo negar que me puse algo nerviosillo, trabajar para mujeres siempre resulta más duro; ellas son más exigentes, organizadas, perfeccionistas y si, por lo general más trabajadoras, (minipunto para NAUTALIA). Me pareció agradable, de imagen amable. Me hizo una prueba práctica, tuve que escribir una nota de prensa, así en frío, sin temática ni precalentamiento, menos mal que siempre tengo el móvil cerca (minipunto para mí). Y volví a salir de aquella oficina con la sensación de que aquello iba por buen camino y una semana después estaba sentado frente a un ordenador propiedad de esta empresa.
¿Tenéis todavía en mente, mi descripción de qué supone trabajar con y para mujeres? Me alegro, ahora, multiplicarlo por ¡cinco! En efecto, trabajo en laboratorio de chicas, rubias, morenas, jóvenes y maduritas. Todas todo-terrenos, todas de armas tomar y a todas les preocupan cosas diferentes, pero en el fondo resultan más parecidas de lo que ellas creen ser.
Sé que a alguno se os habrá ido a la olla, me estaréis imaginando entre cinco ángeles de Victoria's Secret, puede que sí, puede que no, pero para ello, para conocer mis aventuras y desventuras (que os aseguro, no son pocas), tendréis que pasaros por aquí cada miércoles y empezar a descubrirlo.
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