Destinos paranormales (II)

Destinos paranormales para salir corriendo como si no hubiera mañana

¿Quién ha dicho que segundas partes nunca fueron buenas? Continuamos nuestros destinos paranormales, sí de esos para salir corriendo como si no hubiera mañana. Si te gustó la primera parte de Destinos paranormales y te quedaste con ganas de más, no te puedes perder lo que viene ahora... ¿Preparados?

El Museo Reina Sofía de Madrid fue antes que pinacoteca un hospital. Durante su reconstrucción, se encontró material médico, cadenas, grilletes e incluso restos humanos entre los que se hallaron los cadáveres de tres monjas. Hoy se se dice que el fantasma que allí habita, don Ataulfo, va acompañado de las monjas en sus paseos por el museo.
La abandonada Estación Central de Michigan en Detroit da mucho yuyu.
La Casa de Ñuñoa de Santiago de Chile encierra una de las leyendas más oscuras del país: La dueña de la casa se vengó de la infidelidad de su marido con su sirvienta envenenándola tanto a ella como al hijo que tenía con su marido. Tonterías… ¡las justas!
Chernóbil, la ciudad fantasma de Ucrania. 27 años después de la tragedia, ha sido prácticamente devorada por la vegetación.
Se dice que en el cementerio de Greyfriars en Edimburgo se produjo un ataque de poltergeist.
Las catacumbas de París dan mal fario y punto.
La isla de Alcatraz alberga la famosa prisión de San Francisco. En ella estuvo recluido Al Capone y algunos de los presos más peligrosos de la época. Lo curioso viene ahora: La distancia entre La Roca y la bahía de San Francisco apenas alcanza los 5 kilómetros.
Cerca de Braşov, en Transilvania (Rumanía), se encuentra el castillo de Bran en el que se inspiró Stoker para crear el personaje que más veces ha sido interpretado en el cine: el Conde Drácula.
¿Y la chica de la curva? Es una de esas leyendas urbanas que circula sin saber muy bien su origen, pero se ha convertido en uno de los disfraces hit de Halloween. La versión española de esta historia está en la curva de Torreseca, llamada “autopista fantasma” o “acelera y no des la vuelta”.
La casa maldita de Amityville es una casa de tres pisos de apariencia siniestra. En el número 112 de Ocean Avenue de Nueva York la familia DeFeo fue asesinada por el hijo mayor mientras todos dormían. Después se alquiló, pero al final todos han salido por patas (casi literalmente).